“Lo que ves en un espejo es el reflejo del triunfo y de la fuerza, que nadie te diga lo contrario”
Sembrar una autoestima adecuada en nuestros
niños es sumamente importante ya que de ello depende su desarrollo futuro.
*Apreciar lo que hago, aceptarme como soy y ser responsable de lo que hago ante los demás son síntomas de una autoestima adecuada.
*Sentirse incapaz de resolver un problema, hacerse la víctima y no hacer nada por el temor a fracasar, son sólo algunas de las características de una persona con baja autoestima.
Ahora te pregunto… ¿Tú qué prefieres?
Un hijo
como el primero o uno como el segundo, aquí te doy algunos consejos para favorecer
en tus niños una autoestima adecuada.
Primero que nada, hay que cuidar cómo le hablamos a nuestros hijos.
Si siempre estamos diciéndole a un niño que es un bueno
para nada, estén completa y totalmente seguros de que en el futuro lo será.
Pero si le dices a tu hijo que es un niño brillante, y que puede lograr lo que se
proponga esforzándose, estén plenamente seguros de que en el futuro tendrá
éxito.
Segundo, cuando tu pequeño logre hacer algo con el
fruto de sus esfuerzos, una buena calificación, ordenar su recamara o
meter un gol en el partido de futbol; reconoce su empeño con un elogio bien
pensado.
Define lo que para ti significa su logro, que te gustó y
cuanto lo aprecias, por ejemplo “Me gusta como acomodaste tu ropa en el cajón,
se ve muy ordenado y limpio”.
Tercero, sabemos que las travesuras están al
asecho, por lo tanto, respiremos y pensemos claramente antes de regañarlos.
Hay que dirigirse hacía lo que hizo, no hacía el propio niño. Por
ejemplo, “necesito que ayudes más en las labores de la casa”, en lugar de,
“eres un desconsiderado, todo lo hago yo”.
Por último, enseñemos a los más pequeños que así
como triunfamos también podemos fracasar, pero que no teman arriesgarse.
Debemos darle menos importancia a los tropiezos y una mayor
importancia al sobreponerse y seguir adelante.
¡Papás! Hay que pensar antes de hablar y
siempre decir las cosas esperando el bien de la otra persona. Trate a sus hijos
como seres inteligentes, capaces, responsables, amables, etc. Ellos se
comportarán como usted los trate, somos como nos tratan y actuamos de acuerdo a
lo que se espera de nosotros.
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